miércoles, 21 de junio de 2017

HISTORIA Y TRADICIÓN DEL SOLSTICIO DE VERANO

                HISTORIA Y TRADICIÓN DEL SOLSTICIO DE VERANO


En astronomía el término solsticio, que proviene del latín, solstitium, (sol sistere, que significa sol quieto), se refiere a la época del año en que el sol, en su trayectoria aparente, se halla sobre uno de los dos trópicos, dando lugar a la máxima desigualdad entre el día y la noche.

La inclinación de la Tierra en el Hemisferio Norte está más cerca de Sol y en el Hemisferio Sur está se encuentra más alejada del sol, (solsticio de invierno). Este fenómeno tiene lugar entre el 21 y 22 de junio.

Son fechas aproximadas debido a las irregularidades del calendario gregoriano y los años bisiestos.

La observación de estos acontecimientos tan antigua como la humanidad.

Los primitivos habitantes de nuestro planeta comprobaron que a partir de un día determinado, -en el solsticio-, el sol perdía su fuerza, la disminución de la luz era evidente y éstos, desconociendo la razón, pensaban que al final el astro rey no volvería a salir, lo que les hacía temer por su supervivencia.

Ahí empezó la historia de los rituales de adoración al sol, las plegarias, el encendido de hogueras y antorchas como símbolo de la luz que ilumina la oscuridad.

Veneraron su energía para congraciarse con este principio divino del logo que les daba el calor de la vida.

Estas costumbres fomentaron en la cultura popular muchas creencias referentes al poder del sol.


La celebración de solsticio de verano como tal data de 5000 años antes de Cristo a raíz de la permanente observación de la bóveda celeste por parte de sabios astrónomos-astrólogos.

Los antiguos griegos definían este acontecimiento referente al Sol como una puerta de entrada a otra dimensión, el sol mermaba día a día porque penetraba en la dimensión del espíritu de los hombres, primero lucía en el exterior para después lucir en el interior.

El espíritu se recoge sobre sí mismo para asimilar las experiencias vividas que el sol interior ilumina.

A esta Puerta imaginaria la llamaron Puerta de los Hombres.

Al solsticio de invierno lo llamaron la Puerta de los Dioses.

Esta creencia forma parte de la mitología griega que expresa en un lenguaje metafórico la relación del hombre con los dioses creadores que habitaban el panteón Olímpico, en el hogar de la luz, que es lo que significa Olimpo, luminoso.

El hombre sólo puede llegar a la luz, a conectar con los dioses del Olimpo mediante una introspección, cruzando la puerta del inconsciente.


Los griegos también rendían culto a Apolo, dios de sol, padre de la medicina del alma, al que invocaban encendiendo hogueras de carácter purificador
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Mediante rituales, los kouros, o terapeutas, sometían a los enfermos a sesiones de análisis de sueño mediante la inducción a un estado alterado de conciencia.

En estas sesiones les eran reveladas las dolencias del paciente.

Los kouros, fueron sin duda los primeros psicoanalistas de la historia.

Más tarde la mitología romana se referirá a las Puertas Solares como las dos caras de Jano, el guardián de las Puertas, el dios que simboliza la transición del pasado al futuro, de la vida a la muerte y el renacimiento.
Jano tiene influencia sobre las cosechas y sobre la luz y la oscuridad.


En la cultura celta los druidas celebraban el ritual de Alban Heruin, que consistía encender hogueras buscando la bendición para las tierras y sus frutos, así como buenos augurios para los enamorados y fertilidad para las mujeres.

La magia de los druidas invocando a los Elementales, es decir a los espíritus de los elementos de la naturaleza, las Salamandras del Fuego, las Ondinas del Agua, las Sílfides y Elfos del Aire y los gnomos de la Tierra, son parte de una tradición que nos ha dejado numerosas leyendas y mucho folclore musical.

Coincidiendo con el periodo del solsticio, y por todo lo que he explicado anteriormente, la fiesta de San Juan representa esa cultura que contempla lo exotérico: el sol como astro que nos permite la vida, que la naturaleza siga dándonos sus frutos; pero también lo esotérico: los rituales iniciáticos que tienen lugar en numerosos lugares de la tierra desde el 21 al 24 de junio, tienen como propósito recrear la magia, cruzar la “Puerta”, dar el salto de una realidad a otra, la posibilidad que quemar todo lo viejo, mediante el acto de arrojar al fuego de las hogueras todo lo inútil, lo que ya no puede convivir con la nueva personalidad naciente.
De la misma forma que todo es cíclico, nuestra naturaleza interna también tiene que renovarse.


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